EL NIÑO PRODÍGIO
Un día, Tomás (el niño prodigio) salió de su casa tranquilamente con un cubo de Rubik nuevo que le habian comprado.
Yendo al colegio iba más feliz que una perdiz, hasta que unos chicos le empezaron a decir cosas como: Deja de creerte el listillo y esas cosas... de que te acompañe la ciencia en vez que te acompañe la fuerza.
Al rato, despues de que le pegaran consiguió escapar y se puso a jugar con su cubo de Rubik.
Al cabo de los años, Tomas se fue haciendo más bueno hasta que se clasificó en la final del torneo de cubos de Rubik.
Puso mucho interés hasta que... ¡¡¡Si he ganado!!! -gritó Tomás- y siendo el campeòn del campeonato, se encontró al que le pegaba en el colegio barriendo los confetis del suelo.
Entonces Tomás se dijo... menos mal que no acabé mal en el colegio.
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